El Científico y Padre.
Jean Piaget
Biografía
Junto a Pierre
Bovet (primer plano a la izquierda) en la entrada del Instituto
Jean-Jacques Rousseau de la Universidad
de Ginebra, 1925
Jean Piaget junto a su esposa Valentina en una conferencia de la
Oficina
Internacional de Educación de la UNESCO
en 1932
Hijo mayor del suizo Arthur
Piaget y de la francesa Rebecca Jackson, Jean nació en la Suiza
francófona.
Su padre era un destacado profesor de literatura
medieval en la Universidad
de Neuchâtel, su abuelo materno, James Jackson fue el creador de
la primera fábrica de acero de crisol en Francia.
Jean Piaget fue un niño precoz que desarrolló un interés
temprano por la biología
y el mundo natural, especialmente los moluscos.
A los 11 años, mientras cursaba sus estudios en el Instituto Latino
de su ciudad natal, redactó un estudio referido a cierta especie de
gorrión albino y luego escribió un tratado de malacología
durante sus estudios medios.
Se licenció y doctoró en ciencias
naturales en la Universidad de su ciudad natal en 1918,
con una tesis sobre los moluscos del cantón de Valais. Hasta su
traslado a París en 1919
se desempeñó por un período breve en la Universidad
de Zúrich, donde publicó dos trabajos sobre Psicología.
Su interés en el Psicoanálisis
comenzó en esa época, contexto en que profundizó además en la
obra de Sigmund
Freud y C.G.
Jung. Fue analizado por Sabina
Spielrein (años después asistiría al Congreso de Psicoanálisis
en Berlín en 1922, donde también conoció personalmente a Freud).1
Después de su traslado a París,
desarrolló una intensa vida académica. Trabajó con Hans
Lipps y con Eugen
Bleuler. Enseñó en una escuela para niños en la calle
Grange-aux-Belles dirigida por Alfred
Binet, quien había creado junto a Théodore
Simon la escala y el
Test
de Inteligencia de Binet-Simon. A Binet lo había conocido
previamente, mientras estudiaba en la Universidad
de París. Al calificar algunas de las tareas del test de
inteligencia, Piaget notó que los niños y jóvenes daban respuestas
equivocadas a ciertas preguntas de manera consistente.
Sin embargo, Piaget no se centró en el hecho de que las
respuestas fuesen equivocadas, sino en el patrón de errores que
niños más grandes y adultos no mostraban. Esto lo llevó a la
teoría de que el
proceso cognitivo o pensamiento de los
niños jóvenes es inherentemente diferente del de los adultos
(al final llegaría a proponer una teoría global de las etapas del
desarrollo, afirmando que los individuos exhiben ciertos patrones de
cognición comunes y diferenciables en cada período de su
desarrollo).
En 1920 participó
en el perfeccionamiento de la
Prueba de Inteligencia de C.I.
(Cociente de Inteligencia) inventado por Stern, momento
importante en la definición de su actividad futura, en el cual
detectó "errores sistemáticos" en las respuestas de los
niños.
Retornó a Suiza en 1921, y se incorporó al Instituto Rousseau de
Ginebra,
institución en la que se desempeñó como director de
investigaciones.
En 1923 contrajo
matrimonio con Valentine Châtenay, con quien tuvo tres hijos:
Lucienne, Laurent y Jacqueline a quienes Piaget estudió desde su
infancia.
A partir de 1936, mientras ejercía la docencia en la Universidad
de Lausana y era editor de publicaciones científicas de renombre
en el área (como los
Archives de Psychologie y la
Revue
Suisse de Psychologie) fue nombrado director del
Bureau
International de la Education de la UNESCO
En 1955, Piaget
creó el Centro Internacional por la Epistemología
Genética de Ginebra,
el cuál dirigió hasta su muerte en 1980.
Teoría
Sus principales influjos iniciales, además de los de Binet,
fueron los de James
Mark Baldwin, de éste toma las nociones de
adaptación por
asimilación y acomodación en circularidad (circularidad puede
entenderse como realimentación). A través de Baldwin le llega el
influjo de la
filosofía evolutiva de Spencer, filosofía
directamente imbuida de la teoría de Darwin.
Piaget emprende así su teorización y logra sus
descubrimientos teniendo una perspectiva que es al mismo tiempo
biológica, lógica y psicológica, reuniéndose en una nueva
epistemología. Es por ello que nos habla de una epistemología
genética, entendiendo aquí la epistemología no como la ciencia que
estudia a la ciencia, sino como la investigación de las capacidades
cognitivas (de un modo absolutamente empírico, lo que le diferencia
también de la Gnoseología),
en cuanto al uso del concepto genética, éste
no se refiere
tanto al campo de la biología que estudia los genes,
sino a la investigación de la génesis del pensar en el humano,
aunque ciertamente Piaget reconoce que tal génesis del pensar tiene
en gran proporción (
aunque de ningún modo totalmente)
patrones o patterns que derivan de los genes. Sin embargo, y es uno
de los grandes descubrimientos de Piaget, el pensar se despliega
desde una base genética sólo mediante estímulos socioculturales,
así como también el pensar se configura por la información que el
sujeto va recibiendo, información que el sujeto aprende siempre de
un modo activo por más inconsciente y pasivo que parezca el
procesamiento de la información.
Publicó varios estudios sobre
Psicología Infantil y,
basándose fundamentalmente en la detallada observación del
crecimiento de sus hijos, elaboró una teoría de la inteligencia
sensoriomotriz que describe el desarrollo casi espontáneo de una
inteligencia práctica que se sustenta en la acción (praxis -en
plural: praxia-).
Piaget sostiene en su teoría sobre el desarrollo cognitivo
infantil que los principios de la lógica comienzan a instalarse
antes de la adquisición del lenguaje, generándose a través de la
actividad sensorial y motriz del bebé en interacción e
interrelación con el medio, especialmente con el medio sociocultural
(a esto último, a partir de la psicología vygotskiana
se suele denominar mediación
cultural).
En
La psicología de la inteligencia (1947)
Piaget recopila las clases impartidas en el Collège de France
durante el año 1942, resumiendo allí sus investigaciones
psicogenéticas de la inteligencia; en tal obra Piaget postula que la
lógica es la base del pensamiento; y que en consecuencia la
inteligencia
es un término genérico para designar al conjunto de operaciones
lógicas para las
que está capacitado el ser humano, yendo desde la percepción, las
operaciones de clasificación, substitución, abstracción, etc.
hasta -por lo menos- el cálculo proporcional.
Jean Piaget trabajó con el matemático sudafricano Seymour
Papert en la Universidad de Ginebra desde 1959
hasta 1963.
Piaget demuestra que existen diferencias cualitativas entre el
pensar infantil y el pensar adulto, más aún: existen diferencias
cualitativas en diferentes momentos o etapas de la infancia (lo cual
no implica que
no haya en la sociedad humana actual una
multitud de adultos cronológicos que mantienen una edad mental
pueril, explicable por el efecto del medio social).
Entonces surgió la Teoría
Constructivista del Aprendizaje, de su autoría.
Por tal demostración, Piaget hace notar que la capacidad
cognitiva y la inteligencia se encuentran estrechamente ligadas al
medio social y físico. Así considera Piaget que los dos procesos
que caracterizan a la evolución y adaptación del psiquismo humano
son los de la
asimilación y
acomodación. Ambas son
capacidades innatas que por factores genéticos (quizás del tipo
homeobox) se van desplegando ante determinados estímulos en muy
determinadas etapas o estadios del desarrollo, en muy precisos
períodos
etareos (o para decirlo más simplemente: en
determinadas edades sucesivas).
Asimilación
El proceso de asimilación
consiste en la
interiorización o
internalización de
un objeto o un evento a una estructura comportamental y cognitiva
preestablecida. Por ejemplo, el niño utiliza un objeto para efectuar
una actividad que preexiste en su repertorio motor o para decodificar
un nuevo evento basándose en experiencias y elementos que ya le eran
conocidos (por ejemplo: un bebé que aferra un objeto nuevo y lo
lleva a su boca, -el aferrar y llevar a la boca son actividades
prácticamente innatas que ahora son utilizadas para un nuevo
objetivo-).
Acto de cambiar nuestros procesos mentales cuando un nuevo objeto
o idea no encaja en nuestros conceptos.
Acomodación
La acomodación
consiste en la modificación de la estructura cognitiva o del esquema
comportamental para acoger nuevos objetos y eventos que hasta el
momento eran desconocidos para el niño (en el caso ya dado como
ejemplo, si el objeto es difícil de aferrar, el bebé deberá, por
ejemplo, modificar los modos de aprehensión).
Ambos procesos (asimilación y acomodación) se alternan
dialécticamente
en la constante búsqueda de equilibrio (homeostasis)
para intentar el control del mundo externo (con el fin primario de
sobrevivir).
Cuando una nueva información
no resulta inmediatamente interpretable basándose en los esquemas
preexistentes, el sujeto entra en un momento de crisis y busca
encontrar nuevamente el equilibrio (por esto en la epistemología
genética de Piaget se habla de un equilibrio fluctuante), para
esto se producen modificaciones en los esquemas cognitivos del niño,
incorporándose así las nuevas experiencias.
Los períodos de desarrollo cognitivo
Piaget descartó la idea de que la evaluación del pensamiento y
el desarrollo congoscitivo fuese un proceso continuo o simplemente
lineal, describiendo en cambio períodos o estadios en los que se
configuran determinados esquemas característicos y en los que se
generan las condiciones para que se produzca el salto al próximo
estadio, caracterizado de una nueva manera y por nuevos esquemas. En
algunos estadios prevalece la «asimilación», en otros la
«acomodación». Definió esencialmente una secuencia de cuatro
grandes estadios o períodos, que su vez se dividen en subestadios.
Los estadios se suceden, de acuerdo a la «epistemología genética»
piagetana de modo tal que en cada uno de ellos se
generan (a
eso se refiere aquí el término «genético») las condiciones
cognoscitivas a nivel del pensamiento para que pueda aparecer el
estadio siguiente.
Período
sensorio-motor
Desde el nacimiento hasta aproximadamente los dos años. En tal
estadio el niño usa sus sentidos (que están en pleno desarrollo) y
las habilidades motrices para conocer aquello que le circunda,
confiándose inicialmente a sus reflejos
y, más adelante, a la combinatoria de sus capacidades sensoriales y
motrices. Aparecen los primeros conocimientos y se prepara para luego
poder pensar con imágenes y conceptos.
Los niños construyen su comprensión del mundo a través de la
coordinación de sus experiencias sensoriales (como la visión y la
audición) con las acciones físicas y motrices. Comienzan a poner en
uso ciertas funciones cognitivas como la memoria y el pensamiento. Se
sirven de la imitación para ampliar su repertorio conductual.
Este período de la inteligencia sensorio-motriz puede
subdividirse a su vez en otros seis estadios o subetapas. La
secuencia de los estadios es la regularidad más importante para
Piaget, no así la edad precisa de su aparición:
Uso de los
reflejos
Esta etapa se desarrolla desde el nacimiento y se trata de la
actividad principal del primer mes de vida, caracterizado por el
ejercicio de actos reflejos que obedecen a tendencias instintivas
destinadas a la satisfacción de necesidades elementales (la
nutrición por ejemplo) relacionadas con determinados reflejos (el
reflejo de succión).
Reacciones
circulares primarias
Este estadio se desarrolla aproximadamente desde 1 mes a 4 meses y
medio de vida. Se caracteriza por la reiteración voluntaria de una
actividad refleja que ha proporcionado placer.
Se dice entonces que el ser el humano desarrolla «reacciones
circulares primarias», esto es, reitera acciones casuales que
primariamente fueron placenteras. Un ejemplo típico es la succión
del propio dedo, o de otros objetos como sustituto de la succión del
pezón. Cabe señalar aquí, que el reflejo de succión del propio
dedo ya existe en la vida intrauterina.
Reacciones
circulares secundarias
Entre el cuarto mes y medio de vida y aproximadamente los 8 o 9
meses, principalmente gracias a la aparición de la capacidad de
coordinar los movimientos de las extremidades con los de los globos
oculares, el infante puede realizar una prensión dirigida de los
objetos («supervisada» visualmente), con lo que su comportamiento
puede ahora orientarse hacia el ambiente externo, buscando aprehender
o mover objetos de manera dirigida, observando los resultados de sus
acciones. Así, por ejemplo, puede repetir un esquema para reproducir
un determinado sonido y obtener nuevamente la gratificación que le
provoca. Sobre la base de estas reacciones circulares secundarias se
instalan los primeros hábitos motores y se estructuran percepciones
mejor organizadas.
Coordinación de esquemas secundarios
Se denomina así al estadio entre los 8 o 9 meses y los 11 o 12
meses caracterizado por la coordinación de los esquemas
sensoriomotrices secundarios con el objeto de su generalización y
aplicación a situaciones nuevas.
Reacciones
circulares terciarias
Ocurren entre los 13 y los 17 meses de vida. Consisten en el mismo
proceso descrito anteriormente aunque con importantes variaciones,
siendo la principal de ellas el utilizar nuevos medios para conseguir
un objetivo que ya le es conocido. Por ejemplo, tomar un objeto y
utilizarlo para alcanzar a tocar diversas superficies. Es en este
momento que el infante comienza a tener noción de la permanencia de
los objetos, antes de este momento, si el objeto no está en el campo
alcanzable por sus sentidos, para él, literalmente, el objeto "no
existe".
Aparición incipiente del pensamiento simbólico
Tras los 18 meses el niño está ya potencialmente capacitado para
anticipar los efectos simples de las acciones que está realizando, o
ya puede realizar una rudimentaria descripción de algunas acciones
diferidas u objetos
no presentes pero que ha percibido. Está
también capacitado para efectuar secuencias de acciones con
propósito definido tales como utilizar un objeto para abrir una
puerta, utilizar a modo de «herramienta» un palo para atraer hacia
sí un objeto que está fuera de su alcance. Comienzan, además, los
primeros juegos simbólicos, es decir, los que proponen una situación
imaginada, del tipo «hacer como si...» o «jugar a que...».
Estadio
preoperatorio
El estadio preoperatorio es el segundo de los cuatro estadios.
Sigue al estadio sensoriomotor y tiene lugar aproximadamente entre
los 2 y los 7 años de edad.
Este estadio se caracteriza por la interiorización de las
reacciones de la etapa anterior dando lugar a acciones mentales que
aún no son categorizables como operaciones por su vaguedad,
inadecuación o falta de reversibilidad.
Son procesos característicos de esta etapa: el juego simbólico,
la centración, la intuición, el animismo, el egocentrismo, la
yuxtaposición y la falta de reversibilidad (inhabilidad para la
conservación de propiedades).
Estadio de las operaciones concretas
De 7 a 11 años de edad. Cuando se habla aquí de operaciones se
hace referencia a las operaciones lógicas usadas para la resolución
de problemas. El niño en esta fase o estadio ya no sólo usa el
símbolo, es capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a
través de la capacidad de conservar, llegar a generalizaciones
atinadas.
Alrededor de los 6/7 años el niño adquiere la capacidad
intelectual de conservar cantidades numéricas: longitudes y
volúmenes líquidos. Aquí por 'conservación' se entiende la
capacidad de comprender que la cantidad se mantiene igual aunque se
varíe su forma. Antes, en el estadio preoperativo por ejemplo, el
niño ha estado convencido de que la cantidad de un litro de agua
contenido en una botella alta y larga es mayor que la del mismo litro
de agua trasegado a una botella baja y ancha (aquí existe un
contacto con la teoría de la Gestalt).
En cambio, un niño que ha accedido al estadio de las operaciones
concretas está intelectualmente capacitado para comprender que la
cantidad es la misma (por ejemplo un litro de agua) en recipientes de
muy diversas formas.
Alrededor de los 7/8 años el niño desarrolla la capacidad de
conservar los materiales. Por ejemplo: tomando una bola de arcilla y
manipulándola para hacer varias bolillas el niño ya es consciente
de que reuniendo todas las bolillas la cantidad de arcilla será
prácticamente la bola original. A la capacidad recién mencionada se
le llama
reversibilidad.
Alrededor de los 9/10 años el niño ha accedido al último paso
en la noción de conservación: la conservación de superficies. Por
ejemplo, puesto frente a cuadrados de papel se puede dar cuenta que
reúnen la misma superficie aunque estén esos cuadrados amontonados
o aunque estén dispersos.